En un espacio privilegiado de nuestra casa salesiana, los alumnos de la especialidad agropecuaria han iniciado un proyecto innovador que no solo enriquece su formación académica, sino que también tiene un impacto positivo en la comunidad. Guiados por sus profesores, los estudiantes preparan el suelo y trazan un huerto de cerezo utilizando materia orgánica derivada de composteras de frutales. Este esfuerzo, que abarca una hectárea, representa una simbiosis entre educación práctica y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles.

Hoy, el Padre Director Jorge Barrera realizó una significativa bendición del huerto de cerezos, marcando un momento especial para este proyecto educativo y comunitario.

El beneficio para los estudiantes es doble. El proyecto permite aplicar los conocimientos adquiridos en los módulos de frutales, abarcando todo el ciclo desde la preparación del terreno hasta la cosecha. Este enfoque práctico refuerza sus habilidades y competencias, preparándolos para enfrentar los desafíos reales del sector agropecuario. La incorporación de materia orgánica al suelo constituye una práctica sustentable que mejora la calidad del terreno, demostrando a los alumnos la importancia de la sostenibilidad en la agricultura moderna.

Todos los cursos del establecimiento se verán beneficiados por este proyecto. Aunque los estudiantes de la especialidad agropecuaria son los principales protagonistas, el huerto frutal está diseñado para ser un recurso educativo accesible para todos. Esta iniciativa fomenta el aprendizaje práctico y la conciencia ambiental entre los jóvenes, además de fortalecer el sentido de comunidad y colaboración dentro del establecimiento educativo.

Este proyecto agropecuario es un ejemplo inspirador de cómo la educación puede integrarse con la sostenibilidad para formar a las futuras generaciones. La combinación de conocimientos teóricos y prácticos en un entorno real proporciona una experiencia educativa integral y valiosa para todos los estudiantes.